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José Gregorio Hernández será el primer santo de Venezuela

El papa Francisco ha autorizado la canonización de José Gregorio Hernández, conocido como el “Médico de los Pobres”, convirtiéndolo en el primer santo de Venezuela. La decisión fue anunciada desde el Hospital Policlínico Gemelli, donde el pontífice se encuentra hospitalizado, tras una audiencia con altos representantes del Vaticano.

El papa Francisco autorizó la canonización de José Gregorio Hernández, conocido como el “Médico de los Pobres”, convirtiéndolo en el primer santo venezolano. La decisión fue anunciada tras una audiencia en el Hospital Policlínico Gemelli con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, y monseñor Edgar Peña Parra, sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado.

El Santo Padre aprobó los votos favorables de la Sesión Ordinaria de los cardenales y obispos del Dicasterio para las Causas de los Santos, lo que permitirá la canonización de Hernández junto con la del beato Bartolo Longo, laico italiano conocido como el “Apóstol del Rosario”. Próximamente se convocará un consistorio para determinar la fecha oficial de ambas canonizaciones.

José Gregorio Hernández es una de las figuras más queridas y veneradas en Venezuela y en varias regiones de América Latina. Nació en 1864 y dedicó su vida a la medicina y la fe, atendiendo a los más necesitados sin cobrar por sus servicios. En 1919 falleció en Caracas tras ser atropellado por un vehículo, poco después de haber adquirido medicinas para un paciente anciano.

El proceso de canonización inició en 1949 cuando la Iglesia en Venezuela comenzó a recopilar testimonios sobre su vida ejemplar. En 1972 fue declarado Siervo de Dios y en 1986, el papa Juan Pablo II lo reconoció como Venerable. Su beatificación ocurrió el 30 de abril de 2021, tras la aprobación de un milagro atribuido a su intercesión: la recuperación inexplicable de Yaxury Solórzano, una niña venezolana que sobrevivió a un disparo en la cabeza.

Con esta canonización, José Gregorio Hernández se convierte en el primer santo de Venezuela, un hecho histórico para la Iglesia en el país y un reconocimiento a su legado de servicio, fe y entrega por los más vulnerables. Sus restos reposan en la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria en Caracas, donde miles de fieles acuden a venerarlo.