Colombia
Falleció Erika Morales, la joven que quedó cuadripléjica tras un ataque con una botella en Pasto
Erika Yanira Morales, la joven que en 2021 quedó cuadripléjica tras ser atacada con una botella en una discoteca de Pasto, falleció el 1 de marzo por complicaciones de salud. Su caso, marcado por una dura batalla legal para acceder a la eutanasia y la exigencia de justicia por parte de su familia, conmovió al país.

Erika Yanira Morales, de 20 años, falleció el 1 de marzo debido a complicaciones de salud tras haber quedado cuadripléjica en 2021, cuando fue atacada con una botella en una discoteca de Pasto. Su hermana, Tatiana Morales, confirmó la noticia y aclaró que su muerte no se debió a la eutanasia que había solicitado meses atrás.
“Mi hermoso y bello ángel, te amo hermana de mi vida, nunca te voy a olvidar. Y lucharé para que esas asesinas paguen todo el daño que te hicieron”, escribió Tatiana en redes sociales, expresando el dolor de la familia.
Erika pasó más de un año en la UCI antes de despertar con un diagnóstico devastador: un infarto cerebral la dejó sin movilidad. Su condición era irreversible. “El mismo especialista nos lo dijo, que no iba a recuperarse”, recordó su hermana en febrero de 2025, cuando el caso tomó relevancia pública.
El sufrimiento físico constante la llevó a pedir la eutanasia, un derecho reconocido en Colombia desde 1997. Su única forma de comunicarse era una tablilla con el abecedario, con la cual expresó su deseo de poner fin a su dolor. “Nos pidió a nosotros que pidamos que le practiquen la eutanasia porque ya no aguanta los dolores. Es muy duro porque la vemos sufrir”, relató Tatiana.
Aunque cumplía con los requisitos legales, su EPS, Emssanar, rechazó inicialmente la solicitud. Su familia denunció públicamente las trabas del sistema y, tras meses de lucha, el 22 de febrero se confirmó la aprobación del procedimiento, aunque sin una fecha definida.
“Solo quiero descansar”, repetía Erika. Su estado se deterioró rápidamente y el 26 de febrero fue hospitalizada de emergencia debido a una hemorragia. Sus allegados temían que no alcanzara a recibir la eutanasia y, finalmente, el 1 de marzo, Erika falleció por complicaciones derivadas de su condición.
Tras su muerte, su familia exige justicia y responsabiliza a las agresoras por el daño irreparable. “Voy a seguir luchando sin cansarme, para llegar a la justicia que tanto pedimos. No me cansaré, hasta ver presas con cadena perpetua a las que mataron a mi hermana en vida”, escribió Tatiana.
